Autoestima reflejada en 100% (1)
Desafío
Desafío
La bola de perforación de diamante, desarrollada por el Centro de Investigación de Ingeniería Mecánica de la Academia Estatal de Ciencias se registró en 2016 como producto de la tecnología sofisticada, por primera vez en Corea. Al mejorarse posteriormente su índice cualitativo, volvió a registrarse en 2018 como tal, junto con el amplificador del diamante.
El inventor principal es Kim Pyong Ho, jefe de sucursal de dicho centro.
¿A qué se deben tales éxitos no de imitación, sino de invención?
A principios de la década de 1980, en la rama de prospección geológica de Corea se planteó con mayor importancia el problema de nuevas herramientas capaces de perforar el estrato duro. De ahí que se desarrolló durante largas horas la reunión consultiva de los especialistas para solucionarlo en la Academia Estatal de Ciencias.
Entre los participantes estuvo también Kim Pyong Ho.
A la sazón, toda la atención de los reunidos estaba enfocada en si pueden o no producir por cuenta propia el equipo medular para unir el diamante al metal. Fulanos propusieron comprarlo y menganos exigieron la invitación de especialistas extranjeros para recibir ayuda.
Quien se opuso sin vacilación a tales criterios fue el joven científico Kim Pyong Ho de 20 años de edad. Ello no se debía a que él tenía alguna garantía técnica, especial técnica o experiencia, sino, porque hirió la idea de que al importarlo por método fácil, jamás podía adelantar a otros y que las posteridades también dependerían en su importación.
Por eso, en esa reunión, él expuso la voluntad de encargarse de la investigación sobre la técnica de elaboración de la bola de perforación de diamante, totalmente con nuestras materias primas, técnica y materiales.
Esto no fue un simple desafío a la tecnología en su conjunto, sino una advertencia dirigida a quienes no sabían apreciar lo suyo, sino que adoraban sólo lo ajeno.
De este modo, se constituyó el grupo de investigación con él como núcleo, que se entregó de inmediato a la tarea.
Kim Pyong Ho y su colectivo retaron a la concepción existente de que era posible unir el cristal de diamante artificial al metal, solo en las condiciones de alta temperatura. Él concibió una ingeniosa idea de lograrlo en baja temperatura y dio con firme confianza el primer paso para realizarlo.