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Júbilo y optimismo rebosantes en hipódromo
  El Club de Equitación de Mirim que ocupa una vasta área del suburbio de la ciudad Pyongyang es un moderno establecimiento de servicio adonde muchos clientes acuden con gusto.





  Está siempre bullicioso por trabajadores, escolares y aficionados
 a la equitación.
  La servidora Han Suk Kyong dice:
  "La equitación es un ejercicio masivo adecuado para cualquiera, sin distinción de sexos, viejos y niños, y realizable en todas
las estaciones de año. Sobre todo, es muy buena para la cintura.
  Generalmente, se puede practicarlo desde que tienen 4 años de edad y uno llega a correr por la pista al cabo de una quincena o un mes de aprendizaje.
  Instruimos a los clientes los movimientos básicos como el método de manejo de la rienda y la postura para cabalgar, conforme a sus características físicas, fundamentalmente en los campos de entrenamiento bajo techo y al aire libre."
  En el campo de equitación bajo techo, los novatos se ocupan de
aprender el método de comunicarse con el caballo. Y en la pista de su borde, las personas ya adiestradas en ese método, hacen entrenamiento de cabalgar a paso rápido.
  Entre ellos se ven niños de jardín infantil y escuela primaria,
acompañados con sus padres. Es muy gracioso verlos montar al caballo, sin miedo.


 
  En el campo de equitación bajo techo se dedican a la equitación 
los niños de los 10 años de edad, e incluso los adultos cincuentañeros. En sus rostros se lee el celo de adiestrarse y participar cuanto antes en las competencias ecuestres.





  En el hipódromo al aire libre, los jóvenes rebosantes de la fuerza y pasión juvenil y ataviados con elegantes trajes de montar corren a todo galope, competiéndose unos a otros.
  Entre ellos se ven el investigador de un instituto, el estudiante
 y el obrero de una empresa de construcción, quienes salieron victoriosos en el anterior torneo ecuestre.
  Por doquier en el Club de Equitación de Mirim se dejan escuchar las voces llenas de júbilo y optimismo.