/ Política - Otros
Con el poder del patriotismo
  Las 7 décadas de la RPDC son una historia del patriotismo en que el pueblo dedicó al país toda la fuerza, la inteligencia y hasta la vida.
  Es el país fundado por su voluntad por primera vez en la historia y sostenido por su amor.
  Por haberlo considerado como lo más precioso del mundo, el pueblo pudo salir victorioso en la guerra de la década de 1950, llamada confrontación entre la bomba atómica y el rifle, y concluir en corto lapso de 3 años la rehabilitación y construcción posbélica, obra de que el imperialismo norteamericano pregonaba que Corea sería incapaz de lograrla aun en cien años.
  Los coreanos defendieron firmemente la patria, abrillantándola con sus sinceros sudores y esfuerzos, incluso en la época Chollima, la de milagros que asombraron a todo el mundo, y en el período de la severa marcha penosa de la década de 1990.
  Los sucesos prodigiosos que están anotados en la trayectoria del desarrollo de la RPDC, década por década y siglo por siglo son los preciosos frutos de la unidad patriótica del pueblo.
  Se lleva adelante hoy también este patriotismo manifestado por las anteriores generaciones.






  El estimado compañero Kim Jong Un suele decir que el cálido patriotismo con que se alzan como un solo hombre para reducir el dolor del Partido y el pueblo pensando primero en el país, cuando se crea la coyuntura difícil y penosa, constituye la más poderosa fuerza para sostener el estado y defender la revolución.
  Efectivamente, entre el pueblo hay muchos quienes realizan por propia voluntad las cosas útiles en aras del país.
  Entre ellos se encuentra Han Kil Suk, anciana setentona residente en el municipio Mangyongdae de Pyongyang.
  Los aldeanos la llaman "nuestra abuela", porque ella posee bellas virtudes. Se esfuerza por acondicionar mejor la aldea y ayuda a los vecinos, considerando el dolor de ellos como lo suyo.
  Ella posee el noble concepto de que el orgullo y la felicidad de la vida están en hacer algo útil para la armonía y unidad de la gran familia socialista.
  La anciana Han Kil Suk dice:
  "Me alegra ver a otros seguir lo que hago yo, aunque no es nada significativo. No tengo más deseo si ello favorece a otros, la unidad de vecino, más adelante, el país."
  No es grande la fuerza patriótica de cada individuo, pero sí, cuando todas ellas se suman entre sí.