Fundidor honorario

Nació y creció en el municipio Chollima de la ciudad Nampho, donde se sitúa dicha empresa.
También su padre y sus hermanos nacieron allí y se dedicaron a la fundición.
Aunque es un viejo setentón, acude sin falta una vez por mes al complejo con cantidades de chatarras y materiales de ayuda. Estimula al aumento de la producción de materiales de acero e hierro a los operarios del horno eléctrico UHP, contándoles los hechos de que la generación de sus padres se esforzó para producir los materiales de acero e hierro, aunque fuese una tonelada más.
Él es el oficial retirado y mutilado con antecedentes de decenas de años de servicio militar para la defensa de la patria. Por eso, no hubo quien se lo pidió.
No obstante, el anciano se ofrece por propia voluntad a recoger chatarras, preparar materiales de ayuda y acarrearlos. Recoge a diestra y siniestra y lleva a la empresa todo lo que fuese de hierro desecho, durante más de 10 años.
Y se siente infinitamente feliz al ver echarse en el horno eléctrico UHP las chatarras recogidas por él mismo, aunque no es mucha su cantidad.
El anciano Kim Myong Song considera el vocativo "fundidor honorífico", como una exhortación a hacer más trabajos en bien del país.
Diciendo que el envejecimiento puede suceder en el cuerpo físico, pero no en el patriotismo, estampa hoy también las huellas de su bella vida. Él considera que no es digna postura del ciudadano desear recompensa por la sangre y sudor derramados antes en bien de la patria o pensar en que ha cumplido con toda la obligación asumida.